lunes, 18 de mayo de 2015

SE EQUIVOCÓ SUSANA DIAZ

El día que Susana Díaz tomó la decisión de adelantar las elecciones en Andalucía no imaginó un escenario como el actual, no pensó que se le iban a complicar tanto las cosas. Casi dos meses han pasado desde entonces y sigue siendo presidenta en funciones de la Junta. En tres ocasiones su investidura ha sido rechazada con los votos de la oposición. Tres intentos fallidos, tres. La posibilidad de convocar nuevas elecciones empieza a barajarse como solución para salir del actual bloqueo, según ha dicho la propia Díaz
Cuando el pasado 22 de marzo los andaluces acudieron a las urnas, Díaz confió demasiado en ese fiel votante que ha permitido al PSOE gobernar con mayoría absoluta desde 1978. Un votante que en 2012 no fue suficiente y obligó al Partido Socialista a buscar en IU el socio de gobierno que le permitiera seguir dirigiendo el destino político de Andalucía. Tres años de gobierno de coalición que acabaron con las elecciones anticipadas. La dirigente socialista culpó a IU de provocar el adelanto electoral. Acusó a la coalición de deslealtad y de impedirle gobernar. 
IU negó la mayor y aseguró que la ruptura se debía a una estrategia de la propia Díaz para salvar al PSOE andaluz y a ella misma del desgaste que, según las encuestas, sufre el PSOE nacional. Una estrategia ante las elecciones municipales del 24 de mayo y ante las generales previstas para finales de este año. La presidenta andaluza debió pensar que si adelantaba las elecciones en su comunidad un año, si las celebraba antes que el resto de los comicios, evitaría el efecto contagio y saldría airosa. Su estrategia pasaba por recuperar los votos que devolvieran la mayoría absoluta a su partido. ¿En qué se basó para ello? ¿Confió Susana Díaz en su poder de convocatoria, en su simpatía, en el apoyo que recibió de Felipe González? ¿En las encuestas...? 
Lo que está claro es que cometió el gran error de despreciar a las dos formaciones políticas emergentes, Podemos y Ciudadanos, que después de las elecciones de marzo se han convertido en la llave de la gobernabilidad en el parlamento andaluz. Díaz tiene razón cuando recuerda que el PSOE fue el partido más votado. Pero sin mayoría. ¿De verdad pensaba que el escándalo de los EREs no le iba a restar votos al PSOE, a pesar de la cantidad de políticos y altos cargos socialistas presuntamente implicados en el fraude? ¿A pesar, incluso, de la imputación de Manuel Chaves y José Antonio Griñán?
Tal y como está el patio andaluz en estos momentos, no parece que la estrategia de Díaz de adelantar las elecciones fuera la más acertada. Ahora se encuentra en minoría y los apoyos necesarios para formar gobierno se le resisten, por el momento. ¡Qué tiempos aquellos en el que el PSOE arrasaba en las urnas! Esos tiempos se han acabado y Susana Díaz tiene que pactar para volver a ser presidenta de Andalucía. Con IU, lógicamente no va a pactar, por razones obvias. Con el PP, ni se plantea. Es con Ciudadanos y con Podemos con quienes anda negociando sin que, hasta la fecha, haya sido posible el acuerdo. Tres intentos fallidos, tres. La investidura de Susana Díaz que no llega. "Lo pagarán" en las urnas, ha advertido la presidenta en funciones refiriéndose a los partidos que, según ella, están "bloqueando, obstruyendo y obstruyendo las instituciones". "Los socialistas estamos aquí para ser útiles a la sociedad", ha declarado sin sonrojarse la presidenta en funciones. Vaya, parece que ahora se ha despertado en ella el sentido de Estado. Cuando fue ella la que rompió la baraja por un interés partidista. Entonces no le importó la ciudadanía, ni ser útil a la sociedad. Ahora apela al sentido de Estado de Ciudadanos y Podemos y, de paso, acusa al líder del PP, Mariano Rajoy, de estar detrás de esta conjura contra ella. 
Ciudadanos y Podemos, por su parte, le han pedido la Luna a Díaz a cambio de apoyar su investidura, sabiendo que ni puede ni quiere darles la Luna. Y es que ninguno de los dos partidos quiere retratarse antes de las elecciones municipales del 24 de mayo. Si lo hicieran, perderían el apoyo de votantes que ven en ellos una nueva forma de hacer política, lejos de los viejos partidos, del PP y del PSOE, salpicados por la corrupción. 
Una corrupción de la que Díaz se había librado hasta ahora. Y digo hasta ahora porque acaba de aparecer en escena una adjudicación presuntamente irregular de la mina de Aznalcóllar realizada por la Junta de Susana Díaz. El grupo Ecologistas en Acción, personado como acusación particular, ha advertido de que no tendrá reparos en llevar a la presidenta en funciones "ante el Tribunal Supremo, porque ella ha sido la impulsora de la demencial política minera". 
Con independencia de cómo evolucione este nuevo caso de presunta corrupción en el entorno del PSOE, a Ciudadanos y Podemos les ha venido de perlas, porque les ha dado el argumento definitivo para no apoyar la investidura de la dirigente socialista, al menos hasta después de las elecciones del próximo domingo. Con los resultados en la mano comenzará el momento de cambiar cromos. La investidura de Díaz por algunos gobiernos municipales e incluso autonómicos. Y si no, al tiempo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario