En esta jornada de reflexión
no es fácil abstraerse de la política y de las elecciones, con los medios de
comunicación informando sobre el último día de campaña. Portadas con
llamamientos de los líderes. Suplicantes algunos, amenazantes otros. "Cuidado con lo que votas", "No te equivoques al elegir la papeleta", "Si gana este partido no habrá más elecciones democráticas", "Votar a ese partido es votar a los de siempre". Mientras, los políticos pasan un día callados, en familia, rezando en silencio a su santo favorito o encomendándose a las energías del universo, según les dé, para que este domingo su partido sea el más votado, para que los indecisos se decanten por sus candidatos.
No son estas unas elecciones
al uso. Hasta ahora, PP y PSOE, eran los grandes adversarios, mientras otros
partidos se conformaban con las migajas. Ahora no. Ahora, a PP y PSOE se suman
Podemos y Ciudadanos como serios adversarios a los que tener en cuenta. El
escenario es diferente y quizá, por eso, durante esta campaña las anécdotas han
dado paso a un final de campaña virulento y con acusaciones subidas de tono.
Como es día de reflexión lo
mejor es recordar algunas anécdotas de la campaña, empezando por la secretaria
general del PP y candidata a la reelección a la Presidencia de Castilla-La
Mancha. “Hemos trabajado mucho para saquear nuestro país”, dijo María Dolores
de Cospedal. Qué verbo más desafortunado teniendo en cuenta los “saqueos” que
cada día aparecen en las noticias. Cospedal ya tuvo un lapsus similar en 2012
al decir que el PP hacía "una política económica, presupuestaria y social
para saquear a Castilla-La Mancha". Y qué decir de ese
otro tropiezo, esta vez geográfico, durante un mitin junto al presidente
extremeño, José Antonio Monago, que dejó a todos pasmados: “Encantada de estar
aquí en las Hurdes, en Andalucía”.
El propio Monago, candidato
a la reelección, comenzó su campaña con un rap imposible, siguió anunciando que
el hip hop será asignatura en los colegios extremeños y terminó con un autobús
de campaña atascado en un arco con cinco siglos de historia, que quedó un poco
perjudicado. En el PP, otro lapsus fue el de Clara San Damián, candidata a la
Alcaldía de Zamora. "No vamos a fallar a los ciudadanos como tampoco el
Partido Popular ha follado a los españoles", dijo. El PP de
Castilla-La Mancha, la misma región donde manda Cospedal, emitió una nota en la
que se leía que “los gobiernos de Barreda (ex presidente socialista) y Rajoy
dejaron una herencia ruinosa con 230.000 parados en nuestra región". En
una nota posterior se rectificó, sustituyendo a Rajoy por el socialista
García-Page.
Lapsus también el del
presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. Defensor del diálogo, de situarse en
el centro político y de hacer una nueva política y de cambio sensato, en un
mitin le escuchamos decir que “lo que necesita España es venganza, no
Justicia”.
En el PSOE, Pedro Sánchez ha
viajado por toda España con Juana y Valeria. Gracias a un reportaje simpatiquísimo
de El Objetivo, de Ana Pastor, las hemos conocido. En sus primeras
intervenciones el secretario general del PSOE decía: “os voy a contar algo” y
hablaba de Juana. Desempleada unas veces, trabajadora en otras, con
un sueldo de miseria; con hijos, sin hijos… vivía en Zaragoza, en Mérida, en
Castellón… Juana, siempre Juana. Víctima de las políticas del PP, de los
recortes, de la reforma laboral. Juana, con la que Sánchez decía haber hablado.
A mitad de campaña, Sánchez,
no sabemos muy bien por qué, cambió a Juana por Valeria. Comenzó a referirse a
Valeria. Una Valeria que tan pronto tenía un trabajo mal pagado como tenía que
pluriemplearse para sobrevivir, o estaba en la cola del paro. Valeria
malviviendo en Barcelona o en Alcorcón, incluso en Santiago de Compostela. “Me
lo ha contado la madre de Valeria”, decía Sánchez. Un día Sánchez dudó, empezó
a contar la historia pero no se acordaba del nombre. “Se llama…no lo recuerdo
bien, creo que se llama Verónica…no lo recuerdo bien”.
“¿Pero con quién habla esta
gente?, se preguntaba Sánchez después de contar, mitin tras mitin, la mala vida
que llevaban Juana y Valeria por culpa de las políticas del
PP. Tengo claro que los populares hablan con la niña de Rajoy. Lo
que me pregunto es con quién hablaba realmente Sánchez. Y lo que es más
importante aún, quién le ha llevado la campaña a Sánchez, quién le ha escrito
las intervenciones y quién se ha inventado a Juana y a Valeria o Verónica.
Por lo demás, la campaña nos
ha dejado imágenes como las de Rajoy, Aguirre y Cifuentes en bicicleta o vídeos
caseros con músicas. Lo normal, vamos. Por no hablar de los actos con obsequios
como los condones que repartía el alcalde de Getafe, el popular Juan Soler.
“Sensibilidad y eficacia”, era su lema. O los perritos calientes a los que
invitó en un mitin la candidata del PP a la Comunidad de Madrid, Cristina
Cifuentes.
Esto me recuerda que en la
reciente campaña electoral en el Reino Unido, la policía abrió una
investigación y tomó declaración a un candidato del UKIP por ofrecer salchichas
de hojaldre, muy populares en el país, en una fiesta celebrada en plena
campaña. La hospitalidad podía haberle costado, además de una multa, la propia
candidatura, pues la legislación electoral es muy clara al respecto: los
candidatos que antes, durante o después de la campaña ofrezcan comida, bebida o
diversión pueden incurrir en un posible delito de “intento de corrupción” para
influir en el voto de los ciudadanos agasajados. Igualito que en España, donde
hemos pasado de los bocadillos a los perritos calientes.
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