jueves, 31 de marzo de 2016

SÁNCHEZ E IGLESIAS, MENSAJES EN CLAVE ELECTORAL

Mi deseo de que la Semana Santa iluminara algo a los políticos que el 20D fueron elegidos para gobernar y legislar, se ha quedado en eso, en un deseo. Han pasado 100 días desde las elecciones y lo cierto es que sólo tenemos un acuerdo firmado por PSOE y C's que fue rechazado por la mayoría del Congreso de los Diputados. 
Cien días y seguimos igual o peor. Después de la reunión de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, me reafirmo en lo del postureo del que hablé la semana pasada y tengo cada vez más claro que los dirigentes políticos están más con la vista puesta en unas nuevas elecciones que en llegar, de verdad, a un acuerdo para formar gobierno. 
Del encuentro de Sánchez e Iglesias me han quedado claras varias cosas. 
1. Que el líder de Podemos es un tío muy generoso - reunión a la que asiste, regalo que lleva - un libro, música o películas. A Sánchez le ha regalado Historia del Baloncesto español. Y que a Sánchez le va también esto de protagonizar escenas de buen rollito con ese paseo por la Carrera de San Jerónimo mano a mano con Iglesias. Todo muy de pose que no parece, según las encuestas, que convenza a los electores de PSOE y Podemos. Y esa es una de las claves de todo esto, las malas perspectivas en las urnas para ambas formaciones si se convocan comicios a finales de junio.
2. Que Iglesias es como Juan Palomo: yo me postulo como vicepresidente del gobierno, y yo "renuncio" a la vicepresidencia. "Renuncio", ha dicho, como si alguien más allá de él mismo le hubiera ofrecido algo. A eso, él lo llama "ceder". Yo lo llamo recular. Esa falsa humildad en la que se ha enfundado no parece convincente tampoco. Sobre todo cuando, después de "renunciar" a estar en un Gobierno presidido por Sánchez, dice que en la vicepresidencia de ese Gobierno deben estar personas como Errejón, Bescansa o Echenique. Me parto con Iglesias, que habla de "remangarse la camisa" y de dejarse la piel para llegar a un acuerdo. Si es como hasta ahora, ya sabemos el resultado. También Sánchez dice que ha cedido. "Llevo cediendo 101 días". Cediendo en qué, me pregunto. Sánchez, en realidad, está en una huida hacia adelante desde la misma noche del 20 de diciembre cuando el PSOE obtuvo los peores resultados de su historia. Está ganando tiempo para no ser arrollado dentro de su partido donde algunos están esperando que tropiece para darle un empujón.   
3. Que Pedro Sánchez está empeñado en lograr la cuadratura del círculo defendiendo un Gobierno con Podemos y Ciudadanos, cuando ambos partidos han dejado claro "por activa y por pasiva" que son antagónicos, que juntos, no. En Ciudadanos, su portavoz Villegas decía que sólo sería posible esta opción si "Podemos deja de ser Podemos".  Y el partido de Iglesias ya sabemos qué opina de la formación naranja.
4. Que estamos donde estábamos pero más confusos que antes de la reunión porque cada uno ha dado una versión de la misma muy diferente. Sólo han coincidido en calificar el encuentro de "cordial" y en abrir un periodo de negociaciones para hablar de contenidos programáticos para ver si coinciden en algo. Es decir, vamos a seguir con este paripé porque si no, nos van a crujir en las urnas. 
En el juego de las diferencias, destacaré sólo tres:  
1. Pablo habla de formar un gobierno por la vía 161 - con los votos de Podemos, PSOE y las demás fuerzas de izquierdas -, y Pedro defiende la vía 199 - PSOE, C's y Podemos más CC. Para enmarañarlo todo un poco más, a este desacuerdo hay que añadir una tercera vía, la del 253, expresada ayer en una radio por el portavoz parlamentario, Juan Carlos Girauta, y que incluye además de los votos de C's a PSOE y PP.
2. Iglesias, que no quería ver a los de Ciudadanos ni en pintura, ayer dijo que estaría "encantado" de reunirse con Rivera; eso sí, para decirle que se abstenga y facilite la formación de un Gobierno de progreso, y Sánchez, por su parte, dejó claro que "soy un hombre de palabra" y por tanto,"todo acuerdo al que yo llegue tendrá que contar con Ciudadanos". 
3. El líder del Podemos plantea un "Gobierno a la valenciana", es decir, con miembros de su partido compartiendo la mesa del Consejo de Ministros con miembros del PSOE, de Compromís y de IU; Sánchez lo que propone es un "gobierno parlamentario" con Podemos y Ciudadanos pero formar un gobierno monocolor en La Moncloa con ministros consensuados a uno y otro lado pero sin militancia política ni en Podemos ni en C's.
De modo que, visto lo visto, no me parece muy creible que Podemos y PSOE vayan a ser capaces de consesuar una investidura. No me resulta creible el mensaje que Sánchez e Iglesia ofrecieron. Como tampoco me creo los mensajes de Ciudadanos y PP. Mientras los cuatro partidos mantengan sus líneas rojas, no estaremos más cerca de un gobierno sino de unas nuevas elecciones. 
La clave de este jeroglífico, como calificó Sánchez acertadamente a la actual situación polítca, está precisamente en esas líneas rojas. Las del PSOE son el PP y los independentistas. Las del PP son todos menos PSOE y C's. Las de Podemos son PP y C's. Las de Ciudadanos son Podemos y los independentistas. 
Esta es la realidad del panorama político, nos cuenten lo que nos cuenten. 
Ahora, en este mes de abril que está a punto de comenzar, habrá que ver quién es el guapo que se levanta de la mesa el primero, quién le explica a los electores que vamos a seguir con un gobierno en funciones unos cuantos meses más sin que eso le cueste un puñado de votos. Eso sí, todo dentro de la misma pantomima que hasta ahora, con llamadas telefónicas entre los líderes, reuniones de los grupos negociadores de los partidos, fotos para el recuerdo y declaraciones huecas para hacernos creer que realmente sus señorías están trabajando por sacar adelante este legislatura. 
"Nada ha cambiado", dijo Villegas tras la reunión de Sánchez e Iglesias. Tiene razón, nada ha cambiado.


Sánchez e Iglesias, saludo de colegas ante las cámaras. 










sábado, 19 de marzo de 2016

INSTALADOS EN EL POSTUREO POLITICO

Postureo es una palabra que se ha puesto de moda y creo que describe a la perfección la realidad en la que andan instalados los políticos del momento. En España y desgraciadamente también fuera. 
Lo más grave es el inadmisible postureo adoptado por los líderes políticos de la Unión Europea en relación con el drama de los refugiados. Es verdad que han modificiado el preacuerdo inhumano e ilegal que iban a firmar con el gobierno de Turquía. Pero el acuerdo final sigue siendo indigno e inhumano porque, en definitiva, lo que hace es dar la espalda a los miles y miles de hombres, mujeres y niños que sólo piden refugio para huir de las atrocidades de las guerras y de los terrorismos más sanguinarios que se recuerdan. Un terrorismo al que los gobernantes tampoco están prestando demasiada atención, salvo cuando traspasa las fronteras y nos toca de cerca. Entonces sí, entonces se actúa. 
De modo que el postureo de los líderes europeos es indignante, inhumano y rechazable porque deja a los refugiados en manos de un gobierno turco dudosamente democrático. Europa se lava las manos a cambio de dinero, y pretene así quitarse de encima el problema humanitario de los refugiados, que este domingo ya van a empezar a ser devueltos.  
Mientras ocurren estas atrocidades, en este país que es España los políticos, los mediocres políticos que tenemos, se dedican a marear la perdiz, a decir dondo dije digo, digo Diego. 
El  secretario general de los socialistas Pedro Sánchez va como pollo sin cabeza, dando bandazos a derecha e izquierda con el único objetivo de ser el presidente del Gobierno y evitar así que se lo lleven por delante los suyos, los de su propio partido. Primero vino la puesta  en escena de su romance con Albert Rivera y la firma del acuerdo PSOE-C's, en un acto solemne en el que se rubricó un pacto de gobierno que ya sabíamos de antemano que iba fracasar como se materializó en la sesión de investidura del propio Sánchez - 131 a favor y 219 en contra. Así que después de jurar amor eterno a su socio Albert Rivera y decir públicamente que, a partir de ese día solemne irían juntos de la mano a todas la reuniones con otros partidos, de pronto, Sánchez cede a las exigencias de Izquierda Unida y acepta que los negociadores socialistas acudan solos sin los de Ciudadanos a una reunión para tratar de acercar posiciones de cara a un futuro gobierno de izquierdas; los de Rivera aguantaron el tipo como pudieron, restando importancia a algo que sí lo tenía. Menos mal que Compromís permitió la presencia de C's en la reunión que celebró con el PSOE la semana pasada. "A nosotros nos da igual que los socialistas vengan con Ciudadanos", decían los valencianos. Un respiro para Sánchez. Y otro más cuando se reunieron PSOE y PNV y asistió Ciudadanos. El problema llegó cuando Iglesias y Sánchez anunciaron hace unos días que se verán a solas la próxima semana. A solas. Rivera, mosqueado y con razón, pidió a Sánchez una explicación. "Cariño, esto no es lo que parece". Sánchez tranquilizó a Rivera asegurándole que su unión no corre peligro. Los del partido naranja no sé si se lo habrán creido o no y para tratar de no aparecer como los cornudos ante la sociedad, ahora dicen que los contactos entre líderes no tienen importancia, que lo realmente importante son los encuentros entre los negociadores. Lo dije desde el primero momento y lo mantengo, me parece a mí que C's es, con todos mis respetos hacia este partido y sus dirigentes, el tonto útil del PSOE. Postureo en el PSOE diciendo que hace una cosa pero luego hace otra; postureo en Ciudadanos porque hemos pasado del "a todas partes juntos" al "bueno, ve tu y si eso ya me cuentas luego". 
¿Qué decir del PP? Este se lleva la palma en esto del postureo político. Está claro que quiere ir a elecciones. No hay que ser muy perspicaz para ver que todo lo que hacen, todo lo que dicen sus representantes es mera apariencia. Con esas cartas del portavoz del Grupo Popular en el Congreso a los diputados de Ciudadanos y del PSOE que no tienen desperdicio, en las que les pega un repaso como quien no quiere la cosa. Y todo, para no reunirse con nadie aunque Rafa Hernando diga que sí quiere reunirse con todos. 
Y por último, pero no por ello menos importante, está la batalla entre el Gobierno de Rajoy y el Congreso de los Diputados con su presidente a la cabeza, Patxi López. El primero dice que está en funciones y que no puede ser controlado por una Cámara que no le ha dado la confianza. Que es el gobierno de la Cámara anterior. Sí. Todo eso es cierto. Jurídicamente, impecable. Pero se olvida el Gobierno de Rajoy que hay una cosa que se llama voluntad política, 'fair play', que dicen los ingleses. El actual Congreso de los diputados merece un respeto y, como decía Patxi lópez ayer, lo que quieren los grupos es informacion sobre lo que está haciendo el ejecutivo desde el 21 de diciembre, desde el día siguiente de las elecciones. Porque algo está haciendo.  Me da igual cómo quieran llamarlo - información, control - pero políticamente, este Gobierno y sus ministros deberían mostrar respeto a las Cortes que es, como dice la Constitcución que tanto les gusta mencionar, donde reside la soberanía nacional; es decir, los ciudadanos que les votamos y que dejamos en sus manos la gestión del país. Este Gobierno y sus ministros en funciones, que cuando tenían mayoría absoluta demostraron un total desprecio por el Parlamento rechazando sistemáticamente las peticiones de comparecencia de la oposición, deben dar cuenta políticamente de sus actuaciones, de sus decisiones adoptadas a partir del 21 de diciembre. Ahora que están en funciones, con más razón si cabe.Si hay lagunas legales, que se corrojan, si hay un vacío legal, que se llene. Pero no se puede permitir que el Gobierno "este en rebeldía" y no acuda al Congreso, como acertadamente dicen varios grupos de la oposición.
Me voy de vacaciones con el deseo de que sus señorías, empezando por el Ejectivo y sus ministros y siguiendo por el resto de los representantes de los demás partidos políticos, vuelvan con energías renovadas, dejen a un lado el postureo y estén dispuestos a trabajar por el bien común y no por el interés partidista para que no tengamos que repetir las elecciones. Unas nuevas elecciones, además del dineral que costaría - 130 millones de euros - supondría tener un gobierno en funciones durante casi un año. Un panorama desalentador, así que a trabajar, a ganarse el sueldo y a demostrar que son dignos representantes de los ciudadanos que les hemos colocado donde están. Esta Semana Santa, a ver si más de uno recapacita. 








domingo, 6 de marzo de 2016

ANTONIO ASUNCIÓN, EL AMIGO ENTRAÑABLE

Hoy no quiero hablar del circo parlamentario en el que estamos inmersos. No voy a hablar de los políticos de pandereta, de la mediocridad de la clase política. Hoy quiero hablar de un político de verdad, de un político comprometido y con convicción de servicio público. Quiero hablar, sobre todo, de un amigo entrañable y leal, de una persona excepcional. De Antonio Asunción. 
Alcalde de Manises, su ciudad natal, fue también presidente de la Diputación de Valencia, responsable de Instituciones Penitenciarias y Ministro del Interior, además de diputado en Cortes y diputado autonómico. "Menos presidente del gobierno y Papa, he sido de todo", bromeaba. Allí donde estuvo demostró dos cosas: que creía en lo que hacía y que comprendía que el progreso de un país sólo es posible con una buena gestión de los dineros públicos. Fue un político de los pies a la cabeza, comprometido también con su partido, el PSOE, un partido ingrato que no supo apreciar lo que significaba tener en sus filas a una persona como él y que acabó expulsándole de mala manera porque, como he dicho, vivimos en una época en la que se lleva lo mediocre, salvo raras excepciones. Y Toni era todo menos mediocre. Dejó la actividad política, tras apoyar la creación de lo que hoy es Ciudadanos, para centrarse en la empresa privada, donde algunos quisieron también manchar su imagen sin conseguirlo. Porque Toni era también un hombre íntegro y honrado. 
Si como político fue excepcional, como persona, como amigo, se superaba. Entrañable y leal. Discreto, hermético para según qué cosas, me enteré de que estaba enfermo hace cuatro días. Cuatro días en los que estuvimos en contacto. "Me dan el alta el viernes. Te llamo el fin de semana", me dijo. "No dejes de hacerlo", le pedí. "Lo haré", contestó. No hubo fin de semana para él. No hubo conversación.
Conocí a Toni hace muchos años, en su última etapa de Secretario de Estado de Instituciones Penitenciarias cuando yo acababa de empezar a trabajar como corresponsal política en el Congreso de los Diputados para Fax Press. Pero, realmente, fue a partir de su nombramiento como ministro del Interior cuando comenzamos una amistad que ha durado hasta ahora. Me dejó claro desde el primer momento que siempre estaría ahí, como así ha sido, que podía contar con él para lo que fuera. Recuerdo cómo se ocupó de mí durante mi breve aventura valenciana; cómo, un año después, pensó en mí para que fuera su jefa de prensa cuando fue nombrado portavoz del Grupo Socialista en las Cortes Valencianas. Yo, no lo dudé ni un instante. Aquello no salió porque el partido socialista en Valencia saltó por los aires en medio de guerras internas que aún hoy parecen no haber resuelto, y Toni dimitió. Lo lamentó, me dijo desolado, por mí. Nos vimos mucho en esa época hasta que yo decidí dar un vuelco a mi vida y dejé Madrid. Nos perdimos la pista aunque yo siempre supe de él a través de Pilar, amiga y mejor persona, a quien unía una amistad inquebrantable con Toni.
Mi reencuentro con él se produjo hace tres años. Le llamé y acudió enseguida. Fue como si nos hubiéramos visto el día anterior. El paso del tiempo no había hecho mella en nuestra relación y supe que siempre sería así con él. Su vida profesional le obligaba a pasar más tiempo fuera de España que dentro pero, a partir de ese día del mes de julio que comimos juntos, que nos reímos, que hablamos de todo, nos mantuvimos en contacto. Ocupado como estaba, siempre encontró un hueco para verme cuando yo le llamaba, dejándome claro que podía contar con él como el amigo entrañable que fue y será, al que ya echo de menos.

"El amor está muy bien a su modo, pero la amistad es una cosa mucho más alta. Realmente no hay en el mundo nada más noble y raro que una verdadera amistad", Oscar Wilde.

Antonio Asunción.