jueves, 18 de junio de 2015

LOS CAMBIOS A MEDIAS DE RAJOY PARA GANAR LAS ELECCIONES

Reconquistar el poder perdido en las últimas elecciones, el voto del centro que se ha esfumado, la ilusión de los votantes del PP que se abstuvieron el 24 de mayo. En definitiva, ganar las elecciones generales. Esa es la misión que se ha marcado el presidente del PP, Mariano Rajoy. Es el reto más importante que tiene el PP en próximas fechas. Así lo ha dicho a los suyos y a España entera en una intervención ante la dirección nacional del partido, retransmitida en vivo y en directo por los medios de comunicación. 
Ya dijo tras las elecciones que iban a cambiar algunas cosas. Ha empezado por salir del plasma y ha alentado a sus compañeros a mejorar la comunicación. "Todos debemos salir más, hablar más, explicarnos más". No queríamos caldo, pues cazo y medio. Ahora vamos a tener a los del PP hasta en la sopa. 
Rajoy tiene una misisón complicada por delante hasta las elecciones generales. Apenas cinco meses, si se celebran en noviembre. Por lo pronto, ha descartado septiembre, como apuntaban algunas fuentes. Ese mes es para Artur Mas, si quiere seguir adelante con su personal cruzada independentista. Rajoy y su partido necesitan estos cinco intensos meses como agua de mayo para lograr su objetivo, para cumplir su misión, para la reconquista del poder.
La carrera ha comenzado hoy mismo con la intervención del líder popular en la que ha pedido el apoyo del partido, que todos arrimen el hombro y echen el resto. Esa tarea empieza con el propio Rajoy poniéndose al frente, implicándose como no lo había hecho hasta ahora. Por lo pronto, se ha comprometido a asistir a las reuniones que los lunes celebra la cúpula del PP. 
Y aquí vienen los cambios anunciados en la dirección del partido para ganar las próximas elecciones. Cambios a medias, la verdad, porque sigue María Dolores de Cospedal como secretaria general. Cómo es posible que, después de lo quemada que ha salido, sobre todo por el caso Bárcenas y el papelón que le tocó protagonizar con el ya famoso despido en diferido del ex tesorero encarcelado, Rajoy la mantenga como número dos del partido. La imagen pública de Cospedal no es la mejor, creo yo, para presentar al PP como el partido renovado que quiere devolver la ilusión a los numerosos votantes que se han quedado por el camino. Por no hablar de las fricciones que provoca entre algunos destacados miembros del partido, entre los que se encuentra Javier Arenas. 
Qué decir de Javier Arenas. Ahí está, como si nada, inaccesible al desaliento. Es un clásico del PP. De los pocos que quedan en la dirección del partido de las primeras épocas del partido. Era un habitual en las noticias del guiñol de Canal +... Y mira que ha llovido desde entonces. Qué le lleva a Rajoy a mantenerle en la dirección, es un misterio. Pero ahí sigue, al frente de la Vicesecretaría de Autonomías y Ayuntamientos. Arenas, el incombustible.
En cuanto a los cambios anunciados por Rajoy, por lo visto la idea es presentar un partido renovado, pero con moderación. Tampoco nos vamos a volver locos ahora con la renovación. Caras nuevas o no tan nuevas, pero más jóvenes. 
Entre los elegidos para la nueva etapa está Fernando Martínez Maíllo, actual presidente del PP en Zamora, alcalde de Casaseca de las Chanas y presidente de la Diputación de Zamora, que pasa a ser vicesecretario de Organización. No está claro, pues las informaciones son contradictorias, pero igual la elección de Rajoy no ha sido la más acertada si se confirma que Martínez Maíllo está imputado por un presunto delito de administración desleal relacionado con un fraude en Caja España y que está investigando un juez de León. En fin, a ver si nos hemos precipitado un poco, Rajoy. A ver si el sustituto de Carlos Floriano no es la major elección, sobre todo, después de que el propio Rajoy haya reconocido que la corrupción es una de las causas que ha hecho perder votos al PP. 
Así pues, Floriano se queda fuera de juego. Al igual que Esteban González Pons, que pasa el testigo de la Vicesecretaría de Estudios y Programas a Andrea Levy, joven promesa del PP procedente del partido en Cataluña y próxima a la lideresa catalana Alicia Sánchez Camacho. Joven promesa también es Javier Maroto, ex alcalde de Vitoria, nuevo vicesecretario Sectorial del PP. Como era de esperar, Rajoy ha contado con Pablo Casado para este nuevo momento político que afronta el PP, asignándole la Vicesecretaría de Comunicación. Casado es uno de los miembros mejor valorados del partido. Es simpático, moderado, tolerante. Qué mejor que darle la Comunicación del partido. Seguro que lo hace bien. Otra cosa es que logre los resultados deseados. 
Y como guinda del pastel, Rajoy ha nombrado a su jefe de Gabinete, Jorge Moragas, como director de la campaña. Me sorprende esta elección porque por las referencias que tengo, desde que los viajes del presidente los organiza Moragas, el caos se ha apoderado de La Moncloa. Que vayan preparándose en el PP con la campaña. 
Ahora, a trabajar todos a uno para poner freno al avance de las hordas de izquierdas, en las que están los de Podemos y, lo que es peor, el PSOE. Un partido socialista que, según Rajoy, se ha echado en los brazos de los populismos. 
El PP ha puesto en marcha su maquinaria electoral a funcionar. Las líneas básicas del programa se fijarán en la Conferencia Política que el partido celebrará los días 11 y 12 de julio, tal y como ha anunciado hoy Rajoy. ¿Habrá conseguido el líder acallar las voces críticas de algunos de sus barones? 
Después de lo de hoy, sólo nos queda saber en qué queda la anunciada remodelación del ejecutivo. Se decía que los cambios iban a ser muy importantes en el partido y menos en el gobierno. Dado que los cambios en el partido han sido flojitos, no habría que esperar mucho de los cambios en el ejecutivo, aunque creo que Rajoy debería esforzarse un poco más si quiere convencer al respetable de las bondades de su equipo de gobierno. 

Cospedal y Arenas seguirán flanqueando a Rajoy en la dirección del PP.




viernes, 12 de junio de 2015

EL PULSO DE LA EX DUQUESA CRISTINA A SU HERMANO FELIPE

La infanta Cristina ya no es duquesa de Palma de Mallorca.  
El Boletín Oficial del Estado ha publicado hoy el real decreto por el que se le retira el ducado de Palma de Mallorca. Una noticia con gran repercusión, de la que tuvimos conocimiento anoche, ya bastante tarde, cuando la Casa del Rey emitió un comunicado informando de la decisión de Felipe VI de revocarle el uso del título a su hermana. 
Asistimos así a un nuevo capítulo en el distanciamiento entre la Casa del Rey y la infanta Cristina debido a la complicada situación procesal de la hasta ahora duquesa de Palma de Mallorca y su marido, el duque Em-palmado, como le gustaba firmar a Iñaki Urdangarín los correos que le enviaba a su amigo y socio Diego Torres. Los tres están imputados en el caso Nóos.
Si no esperábamos la noticia de la revocación del ducado, menos aún la polémica suscitada por los protagonistas. La decisión de retirarle el ducado a Cristina ha sido cosa de Felipe, según Zarzuela. No, no, ha sido voluntad de la propia infanta, ha asegurado el abogado de ésta, Miquel Roca. De eso nada, ha sido el rey, insisten en Zarzuela. No, fue Cristina de Borbón quien le mandó una carta escrita de su puño y letra a su hermano Felipe y fechada el 1 de junio, en la que le anunciaba su decisión de renunciar, no sin pena, al ducado que con tanta alegría y cariño han llevado ella y Urdangarín desde 1997, cuando se lo otorgó el rey Juan Carlos con motivo de su matrimonio. Qué va, si la carta llegó a palacio después de que se firmara el real decreto, mantienen desde Casa Real.
Pobre Felipe. Seguro que su idea era poner la guinda a su primer año de reinado con este golpe de efecto. Y es que la retirada del título a su hermana, qué casualidad, se ha producido a pocos días de que se cumpla el primer año de su proclamación como rey de España. Seguro que a Felipe le hacía ilusión que se hablara de este gesto, dejando claro que él no quiere saber nada de su hermana imputada. Sobre todo porque en las últimas semanas se había hablado de un posible acercamiento entre los hermanos. Ambos coincidieron en el funeral de uno de los hijos del rey de Bulgaria y se ha sabido también que Felipe invitó a Cristina y a su hija Irene a la comida en Palacio con motivo de la comunión de la princesa Leonor. Con lo bien que había quedado el rey con la revocación del ducado. 
Lástima que Cristina lo haya estropeado con la polémica creada, con esa carta de renuncia debidamente filtrada a los medios. Qué papelón, la verdad. Desde que estalló el caso Nóos en 2011, primero Juan Carlos y después Felipe han intentado que el caso Nóos no salpique a la Corona. El rey Juan Carlos le aconsejó a su hija en un primer momento que dejara a Urdangarín comerse el marrón judicial él solito. Incluso la animó a separarse de él. Ella dijo que nones. Que en esto y en todo, ella y su marido iban en el mismo barco. Después llegaron los gestos de desaprobación. Don Juan Carlos diciendo que la ley es igual para todos, en clara alusión a su yerno. Se habló también de la actuación "impropia" por parte de Urdangarín, y a continuación se apartó al duque de los actos oficiales. Incluso se le borró de la página web de la Casa Real. 
Cuando las cosas comenzaron a ponerse feas para la infanta Cristina, cuando la imagen de la hija del rey entrando a declarar en los juzgados de Palma dio la vuelta al mundo, Juan Carlos y Felipe acordaron que la infanta debía también dejar de participar en actos oficiales. Y dejamos de verla. La última foto de la familia real al completo fue en verano de 2011. 
Hace seis meses, el juez Castro cerró la instrucción del caso Nóos imputando a Iñaki Urdangarín de siete delitos y a la infanta de dos, delito fiscal y blanqueo de capital. Es probable, pero no seguro, que ella acabe sentándose en el banquillo de los acusados. Él no se libra. Así que ya con la infanta imputada, Felipe fue proclamado rey en un acto solemne al que no asistió Cristina. Tampoco se les ha vuelto a ver por Mallorca en verano. Las relaciones de Don Juan Carlos con su hija son casi inexistentes, muy a su pesar. Felipe y Cristina, en tiempos los hermanos inseparables, no se tratan porque al igual que Juan Carlos, el nuevo rey antepone la estabilidad de la Corona a su vida personal. 
En todo este tiempo, primero Juan Carlos y después Felipe han pedido insistentemente a Cristina que renuncie a sus derechos dinásticos. Ella, como si oye llover. Que no, que no ha hecho nada, que es inocente, que todo es una injusticia, que está siendo perseguida y que todo es producto de una conspiración por parte del sindicato Manos Limpias. Al juez instructor, José Castro, los abogados de la infanta y el fiscal del caso, que ha actuado más como abogado de Cristina que como representante del ministerio público, le han llamado de todo menos bonito. 
Quién les iba a decir a Juan Carlos y a Felipe que esa boda celebrada en Barcelona en 1997 traería de cabeza a la Corona años después. Con aquellas imágenes en las que se respiraba felicidad y amor por todas partes. Los reyes emocionados con la boda de su segunda hija, felices de verla junto a ese apuesto chico, jugador de balonmano, miembro de la selección española, que conoció a la infanta en unos juegos olímpicos. Qué tiempos aquellos en los que Iñaki era el yerno perfecto. Alto, guapo, vasco, de buena familia. En fin, nadie imaginaba que el cuento se convertiría en pesadilla. En la actualidad, Cristina de Borbón ni siquiera forma parte de la familia real, ya que así lo decidió Felipe tras su proclamación como rey. 
Hoy se ha escrito un nuevo capítulo en la vida de la infanta Cristina. Queda por saber si acabará renunciando a sus derechos dinásticos o se mantendrá en sus trece, incluso cuando comience el juicio del caso Nóos. Cabe la posibilidad de que a ella se le aplique la doctrina Botín y no tenga que sentarse en el banquillo, pero puede que se le aplique la doctrina Atutxa y sí tengamos que verla junto a los demás procesados en el caso. Lo que está claro es que no entrará en prisión por los dos delitos que se le imputan. 
Otra cosa es la situación de su marido, acusado de seis delitos que suman más de 20 años de cárcel. Hay quien mantiene que el ex Duque Em-Palmado entrará en prisión. Yo sigo pensando que, por mucho que estén cambiando las cosas, por mucho que Felipe VI hable de una monarquía renovada, mientras Iñaki sea el cuñado del rey, no entrará en prisión.  Demasiado para la monarquía. De hecho, ahí está, viviendo fuera de España. A otros, por menos, les retiran el pasaporte. 

     Última fotografía oficial en la que aparecieron Cristina e Iñaki junto a los demás miembros de la familia real, en Palma de Mallorca, el verano de 2011,