domingo, 11 de octubre de 2015

ELECCIONES 20D: DE LA PISTA DE BAILE A LA BARRA DEL BAR. QUE EMPIECE EL ESPECTÁCULO

A estas alturas ya es de sobra conocido que este año nos comemos el turrón con un nuevo reparto de escaños en el Congreso y en el Senado. En medio de las funciones de Navidad en los colegios, en plena vorágine de las compras de útima hora para tener todo a punto para el 24 y el 25 de diciembre, se nos colará la campaña electoral. Y no una cualquiera, sino la que, previsiblemente, va a acabar con la mayoría absoluta del PP y la entrada en la escena parlamentaria de nuevos partidos como Ciudadanos y Podemos. Todo indica que va a ser una legislatura entretenida, apasionante. Gobernar va a exigir sentarse a negociar y eso ya es positivo para la buena salud de nuestra democracia, que últimamente anda de capa caída. 
Oficialmente queda mucho para la campaña electoral que, como digo, va a coincidir con otra campaña, la de Navidad. Pero la verdad es que la campaña electoral comenzó el 1 de octubre cuando el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció durante la entrevista que concedió a Gloria Lomana en Antena 3 TV, que las elecciones generales serán el 20 de diciembre. 
Desde ese mismo momento el país está en campaña. Partidos políticos y medios de comunicación. Radio, prensa y television. Entrevistas, reportajes, editoriales. Ya ha comenzado también el chorreo de encuestas que, según quién las publique, favorecen a unos o a otros. Esto ya no hay quien lo pare. 
Se prevé una campaña movidita. Y no lo digo sólo porque vayamos a ver en la pista de baile a algunos de los políticos. Hacerse un 'Iceta', se dice ahora. La primera en seguir los pasos del político del PSC ha sido la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. En plan 'flashmob', en El Hormiguero de Pablo Motos. Y más, veremos más actuaciones, no me cabe duda. Está la cosa como para quedarse quietos. A mí, que nací sin sentido del ritmo, me admira con qué facilidad se menean algunos para conseguir votos. No tengo claro que eso funcione a la hora de determinar el resultado electoral. 
-'¿A quién vas a votar?' 
-'Yo a esa que bailaba tan bien'
No, no me lo imagino. 
Bailemos y bebamos que esto si no, no sería España. Y cuando digo beber, me refiero al deporte nacional que no es otro que ir de cañas. 
Para mi sorpresa, Mariano Rajoy está demostrando ser un experto. Le dijeron sus asesores que tenía que ser más cercano, que no bastaba con salir de detrás del plasma. ¿Y qué hay más cercano que una barra de un bar y una cañas? Pues yo diría que nada. 
Dicho y hecho. El mismísimo presidente del Gobierno y candidato a la reelección por el PP de cañas con sus colegas de partido, de cañas con periodistas, de cañas con ciudadanos anónimos. 'Camarero, cañas para todos y pon unas patatillas, anda'. Y esto es sólo el comienzo, que aún hay muchos bares que visitar. 
Yo me estoy retirando temporalmente del circuito por si me lo encuentro e intenta venderme la moto de que España es ahora mucho mejor que hace cuatro años. Con menos paro, mejores sueldos, más libertad de expresión, más acceso a la cultura, menos desahucios y menos impuestos. Yo, que no me callo, le diría que esa no es la España real, que ahora tenemos incluso un impuesto al sol. ¡Lo nunca visto! 
De modo que hasta después de las elecciones creo que no voy a salir de cañas, por si me encuentro a Rajoy. O a Pedro Sánchez y su eterna sonrisa. Que digo yo, que por qué sonríe tanto el lider socialista si desde que es secretario general, el PSOE lo único que hace es perder votos. Él sabrá. O al líder de Izquierda Unida, si es que algún día nos enteramos de quién es. 
Me daría menos mal rollo coincidir en un bar con los nuevos políticos, por aquello de la novedad. Tanto Pablo Iglesias, de Podemos, como Albert Rivera, de Ciudadanos,  representan a esos partidos emergentes que, ojalá, hagan que el Parlamento vuelva a ser el órgano constitucional que representa al pueblo español, donde se debata en interés de los ciudadanos. Y no un lugar donde ir a pasar el rato y entretenerse jugando al candy crush, por decir algo.
¡Que empiece el espectáculo!