domingo, 31 de julio de 2016

#INVESTIDURA: PERSONALISMOS VS SENTIDO DE ESTADO

Con el alma en vilo estaba yo el jueves por la tarde, atenta a lo que decía Mariano Rajoy en su rueda de prensa posterior al encuentro con Felipe VI, por si le daba por declinar por segunda vez, en vista de cómo está el patio. No esperaba que el líder del PP fuera al grano, así que se puso a hablar de lo bien que va España (su España, claro) hasta que, por fin, llegó a lo que nos ocupaba."El rey me ha propuesto como candidato a la investidura" pero "le he dicho que no cuento con los apoyos"...
Lo ha vuelto a hacer, pienso alarmada. Una pausa. Suspense. Retoma la palabra: "…aún así, he aceptado el encargo". Bueno, no ha pasado nada, me digo y sigo escribiendo. Estaba terminando la noticia cuando se produjo ese 'momento Rajoy' del depende, del sí pero no, en el que dejó caer que, si no cuenta con apoyos suficientes, igual no se presenta. Ante la insistencia de los periodistas que estaban en La Moncloa para que aclarara sus intenciones, el Rajoy críptico hizo su aparición y contestó: "No conviene en ninguna faceta de la vida adelantar acontecimientos”. Es decir, “metamos presión a los que pueden facilitarme la elección, al PSOE y a Ciudadanos, sobre todo”. Los líderes de los dos partidos han sido citados por el propio Rajoy en el Congreso el martes y el miércoles, respectivamente. 
Pedro Sánchez va a la reunión para decirle lo que ya sabemos. Que el PSOE votará no a su investidura pero que hará una oposición leal y abierta al diálogo. 
-¿Aunque Rajoy apele al sentido de Estado y le diga que su abstención es crucial y amenace con no presentarse? La postura del Partido Socialista es inamovible. Es el turno de Rajoy. Que busque apoyos entre sus afines y el PSOE no está entre ellos. No es no. Además, ¿por qué va el PSOE, el rival histórico del PP, a facilitar la investidura de Rajoy? El PP no facilitó la investidura de Sánchez en la breve legislatura anterior". Muy edificante esto de "como no me has votado, yo a ti tampoco". 
Albert Rivera va a la reunión con Rajoy para decirle lo que ya sabemos. Que Ciudadanos ya ha movido ficha y, con gran esfuerzo, se abstendrá en la segunda votación porque en la primera votará no y que Rajoy debe convencer al PSOE para que también se abstenga. Y eso lo dice un partido - el naranja - que lleva por bandera el sentido de Estado por encima de nombres y sillones, por encima del propio partido.  ¿Cómo va a explicar el cambio del sentido del voto en 48 horas? Fácil. Apelando a la necesidad de desbloquear la situación y a la responsabilidad para evitar terceras elecciones. 
Ciudadanos no quiere ser el partido que permita a Rajoy seguir en el Gobierno y quiere repartirse el marrón con los socialistas. Pero no es lo mismo y los de Rivera lo saben o deberían saberlo. El partido naranja no quiere ir ni a la vuelta de la esquina con un Gobierno presidido por Rajoy. Si fuera otro el candidato del PP, todavía, pero Rajoy, no. El Rajoy de la Gürtel, del sé fuerte Luis (Bárcenas), el de Rita Barberá...no, Ciudadanos apuesta por un gobierno con las manos limpias. Siempre, claro está, que la persona que sustituya a Rajoy, en el hipotético pero improbable caso de que esto ocurra, no sean ni Sáenz de Santamaría, ni Cospedal, ni Fernández Díaz, ni...
Hasta ahora, me parecían razonables estos vetos. Digo hasta ahora porque no me explico que C's haya pactado con el PP que la presidenta del Congreso sea, nada más y nada menos, que la persona de más confianza de Rajoy en el partido, su mano derecha desde hace más de 20 años, leal a Rajoy y al PP hasta las trancas, ministra con Rajoy pero también con Aznar. Por mucho que nos guste Ana Pastor, decir que representa la renovación en el PP es una tomadura de pelo, la verdad.

Más allá del paripé de las reuniones del martes y el miércoles, lo único cierto es que empieza agosto y el panorama es desolador. Los políticos podrán contarnos que se quedan sin vacaciones, pero de nada servirá esta puesta en escena si llega la última semana de agosto y suspenden de nuevo, como parece. Ojalá me equivoque pero mientras prevalezcan los personalismos de unos y otros, será difícil que se imponga el sentido de Estado, al tiempo que la sombra de las terceras elecciones, esas que no quiere nadie, continuará creciendo. 

Congreso de los Diputados.




lunes, 4 de julio de 2016

¿LLEGARÁN ESTA VEZ LOS POLÍTICOS A LA CASILLA 63?

Han pasado unos días desde las elecciones del 26J y los candidatos se preparan, de nuevo, para situarse en la casilla de salida de este gran tablero de la Oca en el que se ha convertido la vida política española. En la partida anterior todos quedaron atrapados en el Laberinto, ese que obliga a los jugadores a retroceder hasta la casilla 30 cuando han logrado llegar a la 42 y la meta parece muy cerca. Del laberinto al 30, del pacto al no pacto; así han estado los representantes de los partidos cuatro meses largos. Ninguno logró llegar al Jardín de la Oca, a la casilla 63. 
Le toca lanzar el dado y mover ficha, en primer lugar, a Mariano Rajoy, por ser su partido el más votado el 26J. En la partida anterior hizo trampa al sacarse de la manga una regla no escrita por la que declinó graciosamente lanzar el dado, pasando el turno a otro; quiso hacernos creer que había caído en el Pozo y que no podía seguir jugando hasta que no cayera otro participante, léase Pedro Sánchez. 
Al igual que entonces, Rajoy no tiene mayoría suficiente y necesita el apoyo de otros partidos para superar la investidua y seguir gobernando. Sus 137 diputados están lejos de la ansiada mayoría absoluta de 176 escaños. Eso hubiera sido como llegar a la casilla 63 saltando de oca en oca sin dejar que jugaran los otros candidatos. Como no es el caso, el presidente del Gobierno en funciones tiene que negociar, porque no puede decirle al rey, otra vez, que se reserva, que se queda en el Pozo esperando que otros caigan; hombre, como poder, puede, pero si declina de nuevo sería la repanocha. 
No, esta vez parece dispusto a ser el que primero lance el dado y ya ha anunciado que quiere hablar con todos los partidos, incluidos los nacionalistas vascos y los independentistas catalanes de Puigdemont. Hablará con todos, sí, pero lo que en realidad quiere el líder del PP, según he leído en algún medio de comunicación, no sin perplejidad, es un "gobierno de salvación" del PP con PSOE y Ciudadanos. De salvación de él, entiendo que es...a ver si nos lo explica. En cualquier caso, es bastante improbable que lo logre. 
Es evidente que los apoyos, no es que no le vayan a salir gratis a Rajoy, es que le van a salir carísimos; yo diría que incluso más que al Aznar que hablaba catalán en la intimidad con Pujol o que hubiera sido capaz de marcarse un aurresku para agradar a Arzalluz; ambos se cobraron a precio de oro el apoyo de legislatura al entonces líder del PP. Veremos hasta dónde es capaz de llegar Rajoy aprovechando que estamos en plena época de rebajas de verano.
En cuanto a sus posibilidades para ser investido, el panorama en estos primeros momentos es desolador. Si tuviera que apostarme una comida a que habrá terceras elecciones, no lo dudaría porque cuando oigo al resto de los participantes expresar sus posiciones es como escuchar un disco rayado. Del "qué parte del no, no ha entendido", al nosotros no vetamos pero no queremos a Rajoy pasando por los llamamientos a la gran coalición de izquierdas. Esas mismas consignas que nos llevaron a celebrar unas nuevas elecciones seis meses después del 20D. Los mismos jugadores, los mismo discursos. 
El 19 de julio se constituyen las Cortes. Se eligen los miembros de las mesas del Congreso y del Senado, para lo cual, los grupos parlamentarios deberán haber llegado a acuerdos que nos darán una idea de por dónde van a ir las negociaciones para la investidura de Rajoy, si es que decide presentarse, o del que sea que cuente con los apoyos suficientes. 
Yo lo que de verdad quiero es que, esta vez, lleguen a la casilla 63, aunque pierda una comida. 


Tablero del Juego de la Oca.