Con el alma en vilo estaba yo el jueves
por la tarde, atenta a lo que decía Mariano Rajoy en su rueda de prensa
posterior al encuentro con Felipe VI, por si le daba por declinar por segunda
vez, en vista de cómo está el patio. No esperaba que el líder del PP fuera al
grano, así que se puso a hablar de lo bien que va España (su España, claro)
hasta que, por fin, llegó a lo que nos ocupaba."El rey me ha propuesto
como candidato a la investidura" pero "le he dicho que no cuento con
los apoyos"...
Lo ha vuelto a hacer, pienso
alarmada. Una pausa. Suspense. Retoma la palabra: "…aún así, he
aceptado el encargo". Bueno, no ha pasado nada, me digo y sigo escribiendo.
Estaba terminando la noticia cuando se produjo ese 'momento Rajoy' del depende, del sí pero no,
en el que dejó caer que, si no cuenta con apoyos suficientes, igual no se
presenta. Ante la insistencia de los periodistas que estaban en La Moncloa
para que aclarara sus intenciones, el Rajoy críptico hizo su aparición y
contestó: "No conviene en ninguna faceta de la vida adelantar
acontecimientos”. Es decir, “metamos presión a los que pueden facilitarme la
elección, al PSOE y a Ciudadanos, sobre todo”. Los líderes de los dos partidos
han sido citados por el propio Rajoy en el Congreso el martes y el miércoles,
respectivamente.
Pedro Sánchez va a la reunión para decirle
lo que ya sabemos. Que el PSOE votará no a su investidura pero que
hará una oposición leal y abierta al diálogo.
-¿Aunque Rajoy apele al sentido de Estado y
le diga que su abstención es crucial y amenace con no presentarse? La
postura del Partido Socialista es inamovible. Es el turno de Rajoy. Que busque
apoyos entre sus afines y el PSOE no está entre ellos. No es no. Además, ¿por
qué va el PSOE, el rival histórico del PP, a facilitar la investidura de Rajoy?
El PP no facilitó la investidura de Sánchez en la breve legislatura
anterior". Muy edificante esto de "como no me has votado, yo a
ti tampoco".
Albert Rivera va a la reunión con Rajoy
para decirle lo que ya sabemos. Que Ciudadanos ya ha movido ficha y, con gran
esfuerzo, se abstendrá en la segunda votación porque en la primera votará no y
que Rajoy debe convencer al PSOE para que también se abstenga. Y eso lo
dice un partido - el naranja - que lleva por bandera el sentido de Estado por
encima de nombres y sillones, por encima del propio partido. ¿Cómo va a
explicar el cambio del sentido del voto en 48 horas? Fácil. Apelando a la
necesidad de desbloquear la situación y a la responsabilidad para evitar
terceras elecciones.
Ciudadanos no quiere ser el partido que
permita a Rajoy seguir en el Gobierno y quiere repartirse el marrón con los socialistas. Pero no es lo
mismo y los de Rivera lo saben o deberían saberlo. El partido naranja no quiere
ir ni a la vuelta de la esquina con un Gobierno presidido por Rajoy. Si
fuera otro el candidato del PP, todavía, pero Rajoy, no. El Rajoy de la Gürtel,
del sé fuerte Luis (Bárcenas), el de Rita Barberá...no, Ciudadanos apuesta por
un gobierno con las manos limpias. Siempre, claro está, que la persona que
sustituya a Rajoy, en el hipotético pero improbable caso de que esto ocurra, no
sean ni Sáenz de Santamaría, ni Cospedal, ni Fernández Díaz, ni...
Hasta ahora, me parecían razonables estos
vetos. Digo hasta ahora porque no me explico que C's haya pactado con el PP que
la presidenta del Congreso sea, nada más y nada menos, que la persona de más
confianza de Rajoy en el partido, su mano derecha desde hace más de 20 años,
leal a Rajoy y al PP hasta las trancas, ministra con Rajoy pero también con
Aznar. Por mucho que nos guste Ana Pastor, decir que representa la
renovación en el PP es una tomadura de pelo, la verdad.
Más allá del paripé de las reuniones del
martes y el miércoles, lo único cierto es que empieza agosto y el panorama es
desolador. Los políticos podrán contarnos que se quedan sin vacaciones, pero de
nada servirá esta puesta en escena si llega la última semana de agosto y
suspenden de nuevo, como parece. Ojalá me equivoque pero mientras prevalezcan
los personalismos de unos y otros, será difícil que se imponga el sentido de
Estado, al tiempo que la sombra de las terceras elecciones, esas que no quiere
nadie, continuará creciendo.
Congreso de los Diputados.