viernes, 20 de mayo de 2016

EL INDECENTE USO DEL PARLAMENT CATALÁN POR PARTE DE LA CUP Y JpS

La semana que está a punto de acabar nos ha dejado una imagen complicada para quienes creemos que las víctimas de ETA se merecen el respeto de las instituciones. Ver a Arnaldo Otegi entrar con su sonrisa cínica en el Parlament catalán es lamentable y una vergüenza, pero lo realmente grave es que la CUP y Jps utilicen una institución como el Parlament para dar alas a quien acaba de pasar más de seis años en prisión por su vinculación con la organización terrorista y sigue sin condenar las acciones de ésta, ni ha pedido perdón a las familias de las 826 personas asesinadas. 
Con ser indignante la presencia de Otegi en la cámara de representantes de los catalanes, lo peor fue la desfachatez con la que se presentó el ex portavoz de la ilegalizada Batasuna y actual dirigente de Sortu, con ese discurso de prestidigitador de segunda, con una ya conocida retórica falsa y cobarde, al hablar de una España - por supuesto no dijo España sino estado español - que hay que democratizar, y al denunciar el sufrimiento de las familias de etarras encarcelados, a los que sigue refiriéndose como "presos políticos". Si en España no hubiera democracia, Otegi no sé dónde estaría, pero desde luego paseando por las instituciones y dando discursitos de ese tenor, seguro que no. 
Hablar del sufrimiento de las familias de los presos de ETA es repugnante. Esto me recuerda un viaje que hice a Euskadi para palpar el ambiente antes de unas elecciones autonómicas y en una herriko taberna coincidí con una mujer mayor, muy enjoyada, que resultó ser la madre de uno de los terroristas más sanguinarios de ETA y cuya fotografía colgaba de la pared junto a las de otros asesinos. Comenzamos a hablar y de pronto me habló del sufrimiento que le causaba tener a su hijo en una cárcel en el otro extremo del país. "¿Y qué me dice del sufrimiento que su hijo ha causado a las familias de sus víctimas?", le pregunté. Me miró con una frialdad que me puso la piel de gallina y me dijo "lo que hizo mi hijo fue necesario". Mi reacción se resolvió con una amable invitación a abandonar la herriko taberna. Así que Otegi no hace sino repetir lo que llevamos tanto tiempo escuchando, el victimismo de quienes no respetan el derecho a la vida, de quienes creen que el fin justifica los medios aunque ese medio sea el asesinato. 
En ese viaje me entrevisté con Otegi. Me citó en la calle, a las puertas de Anoeta, en medio de una manifestación ilegal. Estaba en su salsa con tantos manifestantes - "con más peligro que una caja de bombas", como él mismo dijo - dispuestos a todo. De hecho, aquello acabó convirtiéndose en una batalla campal entre abertzales y ertzainas, mientras Otegi desapareció, eso sí, después de caldear el ambiente. 
Por eso no me ha sorprendido la actitud de Otegi, el mismo de siempre. Lo que me ha parecido ofensivo, insultante, despreciable, es que la CUP y JpS hayan invitado a este sujeto a visitar el Parlament. La utilización partidista del terrorismo fue una constante durante los años en los que ETA mataba indiscriminadamente y anunciaba sus famosas treguas trampa y había quien en un alarde de generosidad, en plenas negociaciones, se refería a la organización criminal como Movimiento de Liberación Nacional Vasco. En aquellos años se utilizó también de forma torticera a las propias víctimas. Todo muy poco edificante.   
Pensé que después del cese definitivo de la violencia anunciada por ETA en octubre de 2011, poniendo fin a 43 años de terror, los partidos también acabarían con esa práctica indecente de usar el terrorismo con fines partidistas. Ahora compruebo, con pena, que no. 
Los partidos independentistas catalanes han causado un dolor innecesario a las familias de las víctimas de ETA. En su calenturienta carrera hacia ninguna parte, esos partidos han cruzado una línea que hasta ahora habían preferido, con más o menos ambigüedades, no traspasar. El cinismo adoptó cotas impensables cuando la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, dijo que estaba dispuesta a recibir, tras la visita de Otegi, a los representantes de las víctimas de ETA que se encontraban también en el Parlament con diputados del PP y de C's. Intento imaginar qué sentiría yo, en su lugar...
Termino como empecé. Las víctimas de ETA merecen un respeto que la CUP y Jps han demostrado no tener. Ojalá no se repita, ojalá los Otegi de turno no se paseen por las instituciones disfrazados de víctimas mientras son incapaces de pedir perdón por 43 años de terror. 
En política no debería valer todo, pero está visto que aún nos queda mucho camino por recorrer.





lunes, 2 de mayo de 2016

EL 26J LOS POLITICOS ESPERAN QUE LES HAGAMOS LOS DEBERES

"Tó pa ná". Esta frase tan de andar por casa, tan de barra de taberna, tan nuestra, es del portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Rafael Hernando y, sin duda, describe a la perfección lo que ha sido la XI Legislatura. Creo que no se pueden resumir mejor estos intensos tres meses y medio en los que la actividad política, el foco de atención dentro y fuera del país se ha centrado en la Cámara baja. El balance no puede ser más negativo y, al final, ni siquiera estamos como después del 20D, estamos peor.
Si tras lo ocurrido en esta legislatura de juguete los actores principales, esos que se han parapetado detrás de sus intereses personales, son los mismos que van a liderar la campaña y sus partidos, no veo cómo van a llegar a un acuerdo tras las elecciones del 26 de Junio.
Es verdad que les hemos oído decir que todo va a ser distinto. Que será una campaña más didáctica, más cercana, más de calle - o de playa y piscina, porque dadas las fechas - más amable...y más barata. Les hemos escuchado, a unos más que a otros, que lo ocurrido ha sido un fracaso y que después del 26J tendrán que dialogar. Se les llena la boca de buenas intenciones, asegurando que en la campaña no hablarán de quién tuvo la culpa de que sigamos con un gobierno en funciones. Todos nos doran la píldora y mantienen que el 20D los españoles votamos fenomenal, que no nos equivocamos poniendo fin al bipartidismo y que, por tanto, la culpa de lo que está pasando en este país no es más que de ellos. En eso sí les doy la razón. 
El problema es que les escucho y el mensaje que me llega es: a ver si votáis mejor el 26J, que lo del 20D fue un desastre. De hecho hoy me he quedado perpleja al escuchar a una dirigente política decir que espera que los ciudadanos reflexionemos bien en junio. Es decir, que lo que quieren es que les hagamos nosotros los deberes. 
Frente a esa actitud propongo que sean ellos los que cambien. En concreto, los líderes de los partidos. No puedo entender que, después de lo que hemos visto estos meses, vuelvan a presentarse como candidatos a La Moncloa los mismos que han fracasado. 
El primero, Mariano Rajoy, que al igual que en las viñetas de Peridis, se ha pasado estos tres meses tumbado fumando un puro. Está claro que su capacidad para sentarse a dialogar es nula. Es posible pero no probable que el presidente del PP quiera salir de la política por la puerta grande, es decir, ganando las elecciones del 26J - mejor dicho, siendo otra vez el PP el partido más votado - y a la hora de tener que buscar apoyos para gobernar, decida dar un paso al lado y pase el testigo a otro miembro de su partido. Sería la mejor muestra de generosidad de Rajoy con su país. La cuestión es saber quién sería ese sustituto o sustituta. 
El segundo que debería dejar de huir hacia adelante es Pedro Sánchez, que lleva corriendo desde el 20D, como he dicho ya demasiadas veces. Un Pedro Sánchez que hoy mismo ha vuelto a decir que "nunca" pactará con el PP. Nunca, señor Sánchez, es una palabra que no es aconsejable utilizar en política. 
El líder socialista confía en que los votantes le apoyen en junio, que por arte de magia votemos al PSOE, olvidándonos del sinsentido en el que se metió cuando pactó con Ciudadanos pero no con la izquierda porque, según él, no sumaba. No voy a insistir en el despropósito que ha sido la actuación del dirigente socialista en todo este tiempo. Soy de las que creo que debió dimitir el 20D por la noche en cuanto supo que el PSOE había obtenido el peor resultado de su historia. Corre el riesgo Sánchez de obtener unos resultados aún peores el 26J. ¿Realmente, no hay nadie en el Partido Socialista que no vea lo que está pasando? Sí, Carme Chacón parece que lo ha visto y no ha querido participar en lo que, todo apunta, puede ser un nuevo revolcón en las urnas - más allá de sus movidas con el PSC.  
En cuanto a Pablo Iglesias y Albert Rivera, no digo que deban dar un paso a un lado, no digo que deban renunciar a ocupar puestos de responsabilidad en un futuro gobierno. Lo dijeron ellos. Dos brindis al sol. Pero deben saber que a los votantes no nos gusta que nos mangoneen, que nos digan que "si yo soy el problema, estoy dispuesto a dar un paso a un lado", "si soy yo el problema, renuncio" y luego sigan como si nada. En cuanto a la capacidad de uno y otro para dialogar, está claro que Rivera ha demostrado tener más cintura que Iglesias. 
En definitiva, los cuatro vuelven a presentarse a las elecciones. Los cuatro candidatos confían en que los votantes les facilitemos las cosas con unos resultados que no exijan demasiado esfuerzo a la hora de pactar un gobierno. Si esto no ocurre, si se mantiene más o menos el actual reparto de escaños en el Congreso, ¿dimitirán o volverán a someter al país a otros tres o cuatro meses de incertidumbre con sus vetos y sus personalismos? ¿Tendremos que volver a decir 'tó pa ná'? ¿habrá que convocar de nuevo unas terceras elecciones y unas cuartas, así hasta que aprendamos a votar como ellos quieren?.

El 26 de junio se celebran, otra vez, elecciones generales.