sábado, 19 de marzo de 2016

INSTALADOS EN EL POSTUREO POLITICO

Postureo es una palabra que se ha puesto de moda y creo que describe a la perfección la realidad en la que andan instalados los políticos del momento. En España y desgraciadamente también fuera. 
Lo más grave es el inadmisible postureo adoptado por los líderes políticos de la Unión Europea en relación con el drama de los refugiados. Es verdad que han modificiado el preacuerdo inhumano e ilegal que iban a firmar con el gobierno de Turquía. Pero el acuerdo final sigue siendo indigno e inhumano porque, en definitiva, lo que hace es dar la espalda a los miles y miles de hombres, mujeres y niños que sólo piden refugio para huir de las atrocidades de las guerras y de los terrorismos más sanguinarios que se recuerdan. Un terrorismo al que los gobernantes tampoco están prestando demasiada atención, salvo cuando traspasa las fronteras y nos toca de cerca. Entonces sí, entonces se actúa. 
De modo que el postureo de los líderes europeos es indignante, inhumano y rechazable porque deja a los refugiados en manos de un gobierno turco dudosamente democrático. Europa se lava las manos a cambio de dinero, y pretene así quitarse de encima el problema humanitario de los refugiados, que este domingo ya van a empezar a ser devueltos.  
Mientras ocurren estas atrocidades, en este país que es España los políticos, los mediocres políticos que tenemos, se dedican a marear la perdiz, a decir dondo dije digo, digo Diego. 
El  secretario general de los socialistas Pedro Sánchez va como pollo sin cabeza, dando bandazos a derecha e izquierda con el único objetivo de ser el presidente del Gobierno y evitar así que se lo lleven por delante los suyos, los de su propio partido. Primero vino la puesta  en escena de su romance con Albert Rivera y la firma del acuerdo PSOE-C's, en un acto solemne en el que se rubricó un pacto de gobierno que ya sabíamos de antemano que iba fracasar como se materializó en la sesión de investidura del propio Sánchez - 131 a favor y 219 en contra. Así que después de jurar amor eterno a su socio Albert Rivera y decir públicamente que, a partir de ese día solemne irían juntos de la mano a todas la reuniones con otros partidos, de pronto, Sánchez cede a las exigencias de Izquierda Unida y acepta que los negociadores socialistas acudan solos sin los de Ciudadanos a una reunión para tratar de acercar posiciones de cara a un futuro gobierno de izquierdas; los de Rivera aguantaron el tipo como pudieron, restando importancia a algo que sí lo tenía. Menos mal que Compromís permitió la presencia de C's en la reunión que celebró con el PSOE la semana pasada. "A nosotros nos da igual que los socialistas vengan con Ciudadanos", decían los valencianos. Un respiro para Sánchez. Y otro más cuando se reunieron PSOE y PNV y asistió Ciudadanos. El problema llegó cuando Iglesias y Sánchez anunciaron hace unos días que se verán a solas la próxima semana. A solas. Rivera, mosqueado y con razón, pidió a Sánchez una explicación. "Cariño, esto no es lo que parece". Sánchez tranquilizó a Rivera asegurándole que su unión no corre peligro. Los del partido naranja no sé si se lo habrán creido o no y para tratar de no aparecer como los cornudos ante la sociedad, ahora dicen que los contactos entre líderes no tienen importancia, que lo realmente importante son los encuentros entre los negociadores. Lo dije desde el primero momento y lo mantengo, me parece a mí que C's es, con todos mis respetos hacia este partido y sus dirigentes, el tonto útil del PSOE. Postureo en el PSOE diciendo que hace una cosa pero luego hace otra; postureo en Ciudadanos porque hemos pasado del "a todas partes juntos" al "bueno, ve tu y si eso ya me cuentas luego". 
¿Qué decir del PP? Este se lleva la palma en esto del postureo político. Está claro que quiere ir a elecciones. No hay que ser muy perspicaz para ver que todo lo que hacen, todo lo que dicen sus representantes es mera apariencia. Con esas cartas del portavoz del Grupo Popular en el Congreso a los diputados de Ciudadanos y del PSOE que no tienen desperdicio, en las que les pega un repaso como quien no quiere la cosa. Y todo, para no reunirse con nadie aunque Rafa Hernando diga que sí quiere reunirse con todos. 
Y por último, pero no por ello menos importante, está la batalla entre el Gobierno de Rajoy y el Congreso de los Diputados con su presidente a la cabeza, Patxi López. El primero dice que está en funciones y que no puede ser controlado por una Cámara que no le ha dado la confianza. Que es el gobierno de la Cámara anterior. Sí. Todo eso es cierto. Jurídicamente, impecable. Pero se olvida el Gobierno de Rajoy que hay una cosa que se llama voluntad política, 'fair play', que dicen los ingleses. El actual Congreso de los diputados merece un respeto y, como decía Patxi lópez ayer, lo que quieren los grupos es informacion sobre lo que está haciendo el ejecutivo desde el 21 de diciembre, desde el día siguiente de las elecciones. Porque algo está haciendo.  Me da igual cómo quieran llamarlo - información, control - pero políticamente, este Gobierno y sus ministros deberían mostrar respeto a las Cortes que es, como dice la Constitcución que tanto les gusta mencionar, donde reside la soberanía nacional; es decir, los ciudadanos que les votamos y que dejamos en sus manos la gestión del país. Este Gobierno y sus ministros en funciones, que cuando tenían mayoría absoluta demostraron un total desprecio por el Parlamento rechazando sistemáticamente las peticiones de comparecencia de la oposición, deben dar cuenta políticamente de sus actuaciones, de sus decisiones adoptadas a partir del 21 de diciembre. Ahora que están en funciones, con más razón si cabe.Si hay lagunas legales, que se corrojan, si hay un vacío legal, que se llene. Pero no se puede permitir que el Gobierno "este en rebeldía" y no acuda al Congreso, como acertadamente dicen varios grupos de la oposición.
Me voy de vacaciones con el deseo de que sus señorías, empezando por el Ejectivo y sus ministros y siguiendo por el resto de los representantes de los demás partidos políticos, vuelvan con energías renovadas, dejen a un lado el postureo y estén dispuestos a trabajar por el bien común y no por el interés partidista para que no tengamos que repetir las elecciones. Unas nuevas elecciones, además del dineral que costaría - 130 millones de euros - supondría tener un gobierno en funciones durante casi un año. Un panorama desalentador, así que a trabajar, a ganarse el sueldo y a demostrar que son dignos representantes de los ciudadanos que les hemos colocado donde están. Esta Semana Santa, a ver si más de uno recapacita. 








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