miércoles, 16 de diciembre de 2015

20D: DEBATES EN CAMPAÑA O CÓMO NO MORIR EN EL INTENTO

Han pasado ya los dos grandes debates de la campaña electoral. Primero, el que reunió a los candidatos a la presidencia del Gobierno de las cuatro formaciones políticas que, según las encuestas, obtendrán más votos. Uy, perdón, que no estaba el líder del PP. Mariano Rajoy mandó a su número dos, Soraya Sáenz de Santamaría. 
Segundo, el ¿debate? que enfrentó, porque aquello fue un enfrentamiento, por un lado, a Pedro Sánchez, peso pesado del socialismo, y por otro, a Mariano Rajoy, peso pluma del PP.
A estas alturas se ha escrito y se ha dicho de todo sobre los dos debates. Mi conclusión, en el caso del que reunió a Pedro Sáncehez, Pablo Iglesias, Albert Rivera y Soraya Sáenz de Santamaría, es que los mejores fueron los periodistas encargados de moderar y preguntar, Ana Pastor y Vicente Vallés. Los políticos me decepcionaron. Los cuatro, sí. Incluso Albert Rivera, que parecía que tenía hormigas en el cuerpo. ¡Por favor que alguien le dé algo a este chico para que pare de moverse!, pensaba yo, nerviosa.
Al día siguiente las encuestas decían que había ganado Pablo Iglesias. Yo no lo creo porque su discurso demagógico ya nos los sabemos. Qué fácil es ofrecer el país de las maravillas sabiendo que no vas a gobernar. No necesitas respaldar dichas propuestas, a las que yo me apunto ¡cómo no!, con datos, con números, con cifras que expliquen de dónde vas a sacar el dinero para hacer de España ese idílico país. Además, cometió, para mi gusto, un error enorme. Fue sin chaqueta y acabó haciendo un Camacho. Y eso queda mal. Qué decir de Pedro Sánchez. No le tengo manía, aunque lo parezca, pero no puedo con esa sonrisa permanente que, de nuevo, no se quitó en todo el debate. Lo peor, a mi juicio, además de la sonrisa, fue que hablaba mirando a la cámara en vez de a sus oponentes, incluso cuando estos se dirigían a él. Un político que no mira de frente, malo. 
Mariano Rajoy no fue al debate. ¿Para qué? ¿Qué necesidad había? Lo mejor, la explicación de Soraya cuando le preguntaron los periodistas. "En el PP somos un equipo". Y se quedó tan pancha. Con un par, sí señor.Vaya papelón para la vicepresidenta del gobierno y número dos por Madrid en la lista al Congreso de los Diputados. Estaba la mujer toda tiesa, hierática incluso. Normal, yo creo que no era capaz de digerir tamaña excusa para estar allí en vez de su jefe. No digo nada del contenido porque no me llamó la atención el discurso de ninguno. Más de lo mismo. 
El segundo debate fue el que celebraron cara a cara Rajoy, esta vez sí, y Sánchez. En el momento en el que los argumentos fueron sustituidos por los insultos, comprendí que el 20 de diciembre este país necesita de verdad otros políticos. Antes de que los dos perdieran los papeles, el debate era aburrido, rancio, previsible con el "y tú mas", carente de contenidos. No pude terminar de verlo. Sí me sorprendió la transformación del dirigente socialista de un debate a otro. En una semana pasó del sonriente Pedro "Bello", de los autos locos, al increíble Hulk ¡Qué barbaridad! ¿Pero quién es el asesor de Sánchez? Alguien del PP, como mínimo. ¿Quién tuvo la peregrina idea de animarle a saltar al cuadrilártero y sustituir la insufrible sonrisa por la carra de perro? El juego limpio, el fair play, que dicen los angolsajones, debería ser para los políticos un princpio fundamental de sus actuaciones. Tratar de arañar votos con insultos es torpe y mediocre. 
Con todo, me alegro de que haya debates. Creo que es bueno que los políticos debatan pero sería aconsejable darle una vuelta a los formatos para que sean más ágiles; y sería bueno también que no quedaran fuera de esos debates partidos como IU o UPyD, que tienen representación política en el Parlamento.  
Y a todo esto, ¿sirven los debates para atraer el voto o incluso para cambiarlo? No sé qué dirá ese 40% de indecisos. 

Nota:
A pocos días para que termine la campaña, esta tarde un chico de 17 años le ha dado un puñetazo en la cara a Mariano Rajoy cuando paseaba por la plaza de La Peregrina, en Pontevedra. Un suceso lamentable e injustificable. Si lo que quería este energúmeno era salir en la televisión, hay formas más pacíficas. Si pretendía expresar su malestar con el Gobierno del PP, recordarle que el domingo hay elecciones, aunque él no pueda votar, y que son las urnas los que quitan y ponen a los gobiernos, nos gusten o no los resultados.    
La violencia, verbal o física, quita la razón a quien la practica, por muy poderosa que ésta sea. 
Debate a cuatro organizado por Atresmedia.









No hay comentarios:

Publicar un comentario