lunes, 2 de mayo de 2016

EL 26J LOS POLITICOS ESPERAN QUE LES HAGAMOS LOS DEBERES

"Tó pa ná". Esta frase tan de andar por casa, tan de barra de taberna, tan nuestra, es del portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Rafael Hernando y, sin duda, describe a la perfección lo que ha sido la XI Legislatura. Creo que no se pueden resumir mejor estos intensos tres meses y medio en los que la actividad política, el foco de atención dentro y fuera del país se ha centrado en la Cámara baja. El balance no puede ser más negativo y, al final, ni siquiera estamos como después del 20D, estamos peor.
Si tras lo ocurrido en esta legislatura de juguete los actores principales, esos que se han parapetado detrás de sus intereses personales, son los mismos que van a liderar la campaña y sus partidos, no veo cómo van a llegar a un acuerdo tras las elecciones del 26 de Junio.
Es verdad que les hemos oído decir que todo va a ser distinto. Que será una campaña más didáctica, más cercana, más de calle - o de playa y piscina, porque dadas las fechas - más amable...y más barata. Les hemos escuchado, a unos más que a otros, que lo ocurrido ha sido un fracaso y que después del 26J tendrán que dialogar. Se les llena la boca de buenas intenciones, asegurando que en la campaña no hablarán de quién tuvo la culpa de que sigamos con un gobierno en funciones. Todos nos doran la píldora y mantienen que el 20D los españoles votamos fenomenal, que no nos equivocamos poniendo fin al bipartidismo y que, por tanto, la culpa de lo que está pasando en este país no es más que de ellos. En eso sí les doy la razón. 
El problema es que les escucho y el mensaje que me llega es: a ver si votáis mejor el 26J, que lo del 20D fue un desastre. De hecho hoy me he quedado perpleja al escuchar a una dirigente política decir que espera que los ciudadanos reflexionemos bien en junio. Es decir, que lo que quieren es que les hagamos nosotros los deberes. 
Frente a esa actitud propongo que sean ellos los que cambien. En concreto, los líderes de los partidos. No puedo entender que, después de lo que hemos visto estos meses, vuelvan a presentarse como candidatos a La Moncloa los mismos que han fracasado. 
El primero, Mariano Rajoy, que al igual que en las viñetas de Peridis, se ha pasado estos tres meses tumbado fumando un puro. Está claro que su capacidad para sentarse a dialogar es nula. Es posible pero no probable que el presidente del PP quiera salir de la política por la puerta grande, es decir, ganando las elecciones del 26J - mejor dicho, siendo otra vez el PP el partido más votado - y a la hora de tener que buscar apoyos para gobernar, decida dar un paso al lado y pase el testigo a otro miembro de su partido. Sería la mejor muestra de generosidad de Rajoy con su país. La cuestión es saber quién sería ese sustituto o sustituta. 
El segundo que debería dejar de huir hacia adelante es Pedro Sánchez, que lleva corriendo desde el 20D, como he dicho ya demasiadas veces. Un Pedro Sánchez que hoy mismo ha vuelto a decir que "nunca" pactará con el PP. Nunca, señor Sánchez, es una palabra que no es aconsejable utilizar en política. 
El líder socialista confía en que los votantes le apoyen en junio, que por arte de magia votemos al PSOE, olvidándonos del sinsentido en el que se metió cuando pactó con Ciudadanos pero no con la izquierda porque, según él, no sumaba. No voy a insistir en el despropósito que ha sido la actuación del dirigente socialista en todo este tiempo. Soy de las que creo que debió dimitir el 20D por la noche en cuanto supo que el PSOE había obtenido el peor resultado de su historia. Corre el riesgo Sánchez de obtener unos resultados aún peores el 26J. ¿Realmente, no hay nadie en el Partido Socialista que no vea lo que está pasando? Sí, Carme Chacón parece que lo ha visto y no ha querido participar en lo que, todo apunta, puede ser un nuevo revolcón en las urnas - más allá de sus movidas con el PSC.  
En cuanto a Pablo Iglesias y Albert Rivera, no digo que deban dar un paso a un lado, no digo que deban renunciar a ocupar puestos de responsabilidad en un futuro gobierno. Lo dijeron ellos. Dos brindis al sol. Pero deben saber que a los votantes no nos gusta que nos mangoneen, que nos digan que "si yo soy el problema, estoy dispuesto a dar un paso a un lado", "si soy yo el problema, renuncio" y luego sigan como si nada. En cuanto a la capacidad de uno y otro para dialogar, está claro que Rivera ha demostrado tener más cintura que Iglesias. 
En definitiva, los cuatro vuelven a presentarse a las elecciones. Los cuatro candidatos confían en que los votantes les facilitemos las cosas con unos resultados que no exijan demasiado esfuerzo a la hora de pactar un gobierno. Si esto no ocurre, si se mantiene más o menos el actual reparto de escaños en el Congreso, ¿dimitirán o volverán a someter al país a otros tres o cuatro meses de incertidumbre con sus vetos y sus personalismos? ¿Tendremos que volver a decir 'tó pa ná'? ¿habrá que convocar de nuevo unas terceras elecciones y unas cuartas, así hasta que aprendamos a votar como ellos quieren?.

El 26 de junio se celebran, otra vez, elecciones generales.











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